“La Educación no transforma el mundo. La educación cambia a las personas.
Las personas transforman el mundo” (Paulo Freire)
A través de la Sabiduría, y no solo de la Inteligencia, podremos educarnos y ser educados, cada uno de nosotros, para comprender el verdadero significado de nuestra vida: convertirnos en Seres Humanos auténticos, justos, honestos, fraternos, humanos, humanizados y humanizadores. Ser Humano es, por lo tanto, la meta, el propósito más elevado de nuestra existencia. La Educación tiene que ver con humanizar, no solo informar. La Educación es el camino que nos lleva en este proceso constante de Formación (no solo instrucción/información), con el objetivo de “Llegar a Ser”: seres auténticos, personas, seres humanos verdaderos. Este proceso de FORMACIÓN no es exclusivo de la escuela y los profesores, sino de toda la sociedad, en cualquier lugar o entorno, en cualquier situación: en la familia, en las escuelas, en las iglesias, en el trabajo, en el ocio, etc.
Nadie nace preparado como persona, como ser humano, pero trae consigo las potencialidades y posibilidades de llegar a ser, ya que el cimiento ya está establecido como base o fundamento: EL AMOR, presente en lo más profundo de cada ser, como esencia divina en cada uno de nosotros. Una verdadera Educación nos guiará hacia esta meta, siendo un proceso, un trabajo interno que ocurre en la subjetividad. “Edificar-se a si mesmo” presupone la educación como construcción. Según el filósofo danés Kierkegaard, la vida humana es un regalo gratuito, la existencia es una tarea que corresponde únicamente a cada individuo. Esta comprensión nos lleva a las palabras de Paulo Freire cuando nos dice: “…me muevo como educador porque, primero, me muevo como ser humano”. El mismo autor afirma que “La educación no transforma el mundo. La educación cambia a las personas. Las personas cambian el mundo”.
Vivimos en una sociedad que reduce el amor a algo banal, simplista, vinculado solo a la emoción, sentimentalismo, romanticismo, etc., incluso representado por un corazón. En realidad, a la luz de la fe, como también en el campo de la filosofía, las virtudes constituyen la esencia de todo ser humano, su núcleo, lo más profundo, su fundamento de vida y existencia. La Sabiduría nos conducirá pacientemente hacia este centro de nosotros mismos: el Amor que nos hace seres humanos. Aristóteles decía: “Educar la mente sin educar el corazón no es educación”. En este sentido, el corazón se toma adecuadamente como síntesis, símbolo o centro del Ser Humano, su Yo más profundo y verdadero. El sentido de la Educación, por lo tanto, es la Formación integral de la persona humana en sus diversas dimensiones (física, intelectual, moral y espiritual), en un proceso constante y paciente, ayudándola a llegar a su esencia, para revelar toda la belleza de vivir y existir como “Ser Humano”.
En nuestra realidad, y con raras excepciones, tenemos mucha información sin formación; muchos medios avanzados de comunicación que no comunican; mucha instrucción y tecnicismo, todo enfocado en la satisfacción de los instintos egoístas, en el materialismo y consumismo, en la mercancía y el lucro, en el dinero y los negocios, en el poder, en el placer y en “tener” como metas de felicidad. Así, vamos en contra de la vida y de nuestro propio “ser”. El filósofo Platón decía que “Es preferible la ignorancia absoluta al conocimiento en manos inadecuadas”. Recordemos también las palabras del Maestro Jesús: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?” (Mt 16, 26).
Esta “aparente educación” a menudo prepara excelentes profesionales, muy competentes para ganar dinero, hacer negocios, tener prestigio y poder (estatus); sin embargo, están totalmente desprevenidos para vivir y convivir como personas humanas, actuando en muchas situaciones sin ningún carácter o principio ético. Esta educación centrada en el Tener y la Competitividad, y no en el Ser y la Fraternidad, ha causado grandes estragos, generando muerte, sufrimiento y dolor en lugar de vida, alegría y paz. Todos pierden, pensando que están ganando; los individuos, en particular, y la sociedad, en general. A nivel social: hambre, miseria, desempleo, contaminación, exclusión, explotación, violencia, tráfico, guerra, etc.; depresión, suicidio, estrés, indiferentismo, prejuicio, consumismo, vanidad, superficialismo, etc., en relación con los individuos. Todos somos responsables de esta situación y necesitamos cuestionarnos: ¿esta aparente educación está beneficiando a quién? ¿Quién se está beneficiando con este modelo de escuela actual? ¿Quién se está perjudicando? La educadora, psicóloga y teóloga Zélia Salles afirmaba: “En Brasil, aún no tenemos Educación, sino Escolaridad”.
Según Nelson Mandela, “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Comprometámonos, por lo tanto, con una “Pedagogía del SER”, para que tengamos una Educación que sea realmente la Formación del Ser Humano; no solo información o, peor aún, desinformación y deformación de la persona humana. Saber para Ser Humano. Educar es formar al Ser Humano.
Pery-Açu
“Peregrina de la Esperanza”
Bananeiras-PB, 23 de octubre de 2023
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ALMEIDA, Jorge Miranda de. A Educação em Kierkegaard e Paulo Freire: por uma educação Ético-existencial. Vitória da Conquista/BA: Edições UESB, 2013.
__________ Jorge Miranda de & VALLS, Álvaro L.M. Kierkegaard. Río de Janeiro: Zahar, 2007.
ARISTÓTELES. Ética a Nicômaco. En: Aristóteles. Trad. L. Vallandro e G. Bornheim. São Paulo:
